domingo, 26 de agosto de 2018
Sin piano propio (por Luis Ignacio Helguera)
Como el albañil que nunca tiene la casa que edifica
como el jardinero que vive en un cuartucho sin macetas
como la costurera que nunca tiene el vestido que cose
llegaba el afinador de pianos sin piano propio
llegaba con su hija y su maletín de médico
su oído absoluto atento al corazón del viejo Steinway
sus manos maestras entregadas a las cuerdas cardíacas
a su dentadura de marfil cariado
a sus pedales reumáticos
dejaba cada sonido en su sitio
cada acorde perfecto
y luego, para comprobarlo
medio interpretaba de memoria un nocturno de Chopin
hasta que, afinador de pianos,
daba notas falsas, un pasaje se le olvidaba
y sonreía y cerraba el piano
le pagaba el dueño
y se iba con su maletín de médico y su hija
que le tomaba la mano en la calle y lo miraba en lo alto
con una sonrisa.
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4 comentarios:
Todos los pianos eran, en cierto modo, suyos
Los países son supersticiones o convenciones. Lo único real son los individuos. Por eso toda historia universal es falsa.
(BORGES)
Aunque viva engañado
poco me importa,
que también el engaño
tiene su gloria.
Desde que perdí el encanto
de mi primera pasión,
por no morirme de espanto
no he entrado en mi corazón.
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