No volverá
como el calor que el pan exhala,
esta mitad ya de tu vida,
no volverá a entibiarte aquella sangre
que ya corrió.
Inhábil como un niño,
tu jaula mal cerrada sus pájaros dispersa;
al viento van tus días,
despedazados aleteos.
Lo que ha sido tu vida,
sobre la tierra ahora tiene menos peso
que la huella de un beso
posada en una frente.
O como una palabra
(menos aún que un beso);
¿y a quién se la dirás?
¿a quién le confiarás que amaste, odiaste,
tuviste un día el tiempo entre tus brazos?
El nombre del pasado no quiere decir nada
si no es para los labios que lo dicen.
Buscarás en el peso del silencio
lo que el presente duramente trenza,
y para tener algo entre las manos,
no dirás «he vivido»,
no hablarás esas sílabas
que conmueven tan fugitivamente al aire...
2 comentarios:
Lo malo de los errores es que a menudo se disfrazan de aciertos, y es por ello que cometemos tantos.
¿Para qué insecto
se ha vestido de gala
doña Orquídea?
(RAPHAEL BALDAYA)
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