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domingo, 28 de enero de 2018

Palabra abrazadora (por Blas de Otero)


Me pongo la palabra en plena boca
y digo: Compañeros. Es hermoso
oír las sílabas que os nombran,
hoy que estoy (dilo en voz muy baja) solo.

...Es hermoso oír la ronda
de las letras, en torno
a la palabra abrazadora: C-o-m-p-a-
ñ-e-r-o-s. Es como un sol sonoro.

El Duero. Las aceñas de Zamora.
El cielo luminosamente rojo.
Compañeros. Escribo de memoria
lo que tuve delante de los ojos.



4 comentarios:

Pablo M dijo...

Compañero. Compañera.

Quizá la palabra más bonita.

Originariamente com-pan-ieurus: el que come el pan conmigo.

Degusta cada una de sus sílabas, cada una de sus letras...

Compañero -del alma-, com-pa-ñe-ro.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Yo vengo de todas partes,
y hacia todas partes voy:
arte soy entre las artes,
en los montes, monte soy.

Anónimo dijo...

El término compañero etimológicamente procede del latín ‘cumpanis’ (cum: con panis: pan), cuya traducción literal es ‘con pan’ dándole el significado de ‘compartiendo el pan’ o ‘los que comparten el pan’, ‘comer de un mismo pan’, llegando hasta nosotros como ‘compañero’.

Al respecto del momento histórico en el que pudo originarse hay discrepancias entre los expertos, encontrándonos quien lo sitúa en ‘la Última Cena’ en la que Jesucristo compartió el pan con sus compañeros de mesa (los doce Apóstoles).

Sin embargo, otros sitúan el momento en el que se originó en los trashumantes y aquellos viajeros que compartían su pan con otros, naciendo de ahí un acto de fraternidad y compañerismo.

El término aparece por primera vez en las ‘Glosas Silenses’ unas notas medievales de finales del siglo XI escritas en lengua romance en los márgenes de libros en latín y que fueron encontradas en el monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos).

casa de citas dijo...


Durante siglos, los ateos y agnósticos tuvieron que esconder su escepticismo por miedo al ostracismo social o, aún peor, a ser ejecutados por herejía. Todavía hoy muchas personas (imposible saber cuántas) en muchos lugares del mundo no se atreven a expresar su escepticismo religioso por miedo a las consecuencias jurídicas o sociales.

(SHERMER)