El agua golpea sobre el cuerpo
de mi hijo.
Tiene doce años y ríe
sin parar, semidesnudo en la mitad del patio.
Nos rodea el verde,
la hiedra en los muros,
la tierra en los canteros de cada esquina.
De pronto el agua es una bendición,
y en este cuadrante del mundo
que nos contiene a los dos,
todo lo demás se escurre.
Sólo su risa
irrefrenable
sacude mi corazón como campanas
en lo alto de una iglesia.
Su risa es sagrada,
el agua brillante sobre la piel morena.
Yo me quedo sorda y ciega hasta saciarme
nada más contemplándolo.
Ahora mi hijo baila de felicidad
y me pide que le arroje otro balde,
y después otro más y otro que lleno hasta el tope.
Estamos solos
él y yo, bajo el fulgor
de este día de verano.
Ya descendieron los dioses
para saludarme, lo sé.
Es el año nuevo.
4 comentarios:
NATIVIDAD (José Watanabe)
Esta es tu patria, hijo mío,
un establo donde tu madre
ya duerme
de regreso a nuestra especie:
hasta ahora
ella era un animal mítico: el vientre
avanzado
y habitado
por Ti, entonces voraz nonato,
que le consumías hasta los huesos.
Soy un hombre añoso, he visto
todo. Sin embargo,
me sobrecoge mirarte, mi recién nacido:
a pesar de las madres
todo niño está abandonado
sobre la vastedad de una tierra callada.
Tu madre,
muchacha todavía sorprendida
por Ti, no cantó
una canción de cuna. Mirándote
sólo murmuró inacabablemente:
es espantoso esperar de Él
lo que esperan.
Las razas son agrupaciones superficialmente justificadas que a fin de cuentas dependen de la mirada de quienes las acuñan, como las constelaciones astronómicas no son hallazgos científicos sino caprichosos inventos de los que pretenden ordenar las estrellas.
(SAVATER)
Me encantó la imagen del niño y el agua.
Un poema precioso, gracias.
El corazón de ahora
no es
el corazón que era
Era puro latir
ahora es hueco
Nada resuena en él
pero en mi cuerpo resuena
el corazón ausente
Mío es el cuerpo sin corazón
Yo soy el cuerpo
donde el corazón no late
Resto de cuerpo
(ALFREDO CHACÓN)
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