jueves, 23 de febrero de 2012
Entre dos oscuridades, un relámpago (por Vicente Aleixandre)
Sabemos adónde vamos y de dónde venimos. Entre dos oscuridades, un relámpago.
Y alli, en la súbita iluminación, un gesto, un único gesto,
una mueca más bien, iluminada por una luz de estertor.
Pero no nos engañemos, no nos crezcamos.
Con humildad, con tristeza, con aceptación, con ternura,
acojamos esto que llega. La conciencia súbita de una compañia,
allí en el desierto.
Bajo una gran luna colgada que dura lo que la vida,
el instante de darse cuenta entre dos infinitas oscuridades,
miremos este rostro triste que alza hacia nosotros
sus grandes ojos humanos,
y que tiene miedo, y que nos ama.
Y pongamos los labios sobre la tibia frente y rodeemos
con nuestros brazos el cuerpo débil, y temblemos,
temblemos sobre la vasta llanura sin término donde sólo brilla
la luna del estertor.
Como en una tienda de campaña
que el viento furioso muerde,
viento que viene de las hondas profundidades de un caos,
aquí la pareja humana, tú y yo, amada,
sentimos las arenas largas que nos esperan.
No acaban nunca, ¿ verdad ? En una larga noche, sin saberlo,
las hemos recorrido;
quizá juntos, oh, no, quizá solos, seguramente solos,
con un invisible rostro cansado desde el origen
las hemos recorrido.
Y después, cuando esta súbita luna colgada bajo la que nos hemos reconocido
se apague,
echaremos de nuevo a andar. No sé si solos, no sé si
acompañados.
No sé si por estas mismas arenas que en una noche hacia atrás
de nuevo recorreremos.
Pero ahora la luna colgada, la luna como estrangulada,
un momento brilla.
Y te miro. Y déjame que te reconozca.
A ti, mi compañia, mi sola seguridad,
mi reposo instantáneo,
mi reconocimiento expreso donde yo me siento
y me soy.
Y déjame poner mis labios sobre tu frente tibia
- oh, cómo la siento -.
Y un momento dormir sobre tu pecho
como tú sobre el mío,
mientras la instantánea luna larga nos mira
y con piadosa luz nos cierra los ojos.
Y alli, en la súbita iluminación, un gesto, un único gesto,
una mueca más bien, iluminada por una luz de estertor.
Pero no nos engañemos, no nos crezcamos.
Con humildad, con tristeza, con aceptación, con ternura,
acojamos esto que llega. La conciencia súbita de una compañia,
allí en el desierto.
Bajo una gran luna colgada que dura lo que la vida,
el instante de darse cuenta entre dos infinitas oscuridades,
miremos este rostro triste que alza hacia nosotros
sus grandes ojos humanos,
y que tiene miedo, y que nos ama.
Y pongamos los labios sobre la tibia frente y rodeemos
con nuestros brazos el cuerpo débil, y temblemos,
temblemos sobre la vasta llanura sin término donde sólo brilla
la luna del estertor.
Como en una tienda de campaña
que el viento furioso muerde,
viento que viene de las hondas profundidades de un caos,
aquí la pareja humana, tú y yo, amada,
sentimos las arenas largas que nos esperan.
No acaban nunca, ¿ verdad ? En una larga noche, sin saberlo,
las hemos recorrido;
quizá juntos, oh, no, quizá solos, seguramente solos,
con un invisible rostro cansado desde el origen
las hemos recorrido.
Y después, cuando esta súbita luna colgada bajo la que nos hemos reconocido
se apague,
echaremos de nuevo a andar. No sé si solos, no sé si
acompañados.
No sé si por estas mismas arenas que en una noche hacia atrás
de nuevo recorreremos.
Pero ahora la luna colgada, la luna como estrangulada,
un momento brilla.
Y te miro. Y déjame que te reconozca.
A ti, mi compañia, mi sola seguridad,
mi reposo instantáneo,
mi reconocimiento expreso donde yo me siento
y me soy.
Y déjame poner mis labios sobre tu frente tibia
- oh, cómo la siento -.
Y un momento dormir sobre tu pecho
como tú sobre el mío,
mientras la instantánea luna larga nos mira
y con piadosa luz nos cierra los ojos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios:
Magnífico poema, de los mejores de Aleixandre. Aunque no venga muy a cuento, os aviso de que en El Cultural de hoy (este suplemento sale los viernes con El Mundo, aunque hay que pedirlo en el kiosko y pagar 30 céntimos adicionales), viene un artículo de Rafael Narbona sobre la esquizofrenia (y el trastorno bipolar) y su relación con la creatividad literaria. Se refiere a casos como los de Wallace, JRJiménez, Panero, Goytisolo, Hemyngway, Silvia Plath, etc. No os lo perdáis. Y leed hasta el final, pues en sus últimos párrafos el autor explica por qué domina la materia.
Luchar por aquello en lo que uno cree es perseverancia.
Luchar por aquello en lo que uno ya no cree es obstinación.
Heridas tenéis, amiga.
Heridas y duelen os.
Heridas tenéis, amiga.
Tuviéralas yo y no vos.
¡ Tantas mentiras
fueron verdades obvias,
verdades máximas !
(CUQUI COVALEDA)
Tu querer lo pongo en duda
porque me vienes haciendo
las apariencias de Judas.
Una gota de tinta basta para enturbiar un litro de agua.
En el purgatorio entré
y he visto todas las penas.
Y ahora sé que por querer
ningún alma se condena.
Caen unas migas
de la mesa del pobre
Festín de hormigas
(SANDRA PÉREZ)
Vente conmigo, niña,
a los sembrados,
a regarlos con besos
y con abrazos.
Nadie podrá esconderse del dios de la destrucción. Nadie podrá esconderse de su furia cuando salga a cabalgar.
(MORRISON)
Publicar un comentario