martes, 14 de febrero de 2012
Ferrocarril de Matallana (por Antonio Gamoneda)
A las ocho del día en febrero
aún es de noche.
No hay aún luz en los vagones, sólo
oscuridad y aliento.
No nos vemos: sentimos
la compañía y el silencio.
En el andén estalla la campana.
Nos sobresalta la crueldad de un silbido.
Tiemblan las sombras.
Todo vuelve
a un antiguo sentido.
Nos dan la luz amarillenta y floja.
Salimos
de la oscuridad como del sueño:
torpemente vivos.
Éste es un tren de campesinos viejos
y de mineros jóvenes. Aquí
hay algo desconocido.
Si supiésemos qué, algunos de nosotros
sentiríamos vergüenza, y otros esperanza.
Se está haciendo de día. Ya
veo los montes dentro de la sombra,
los robles, del mismo color del monte,
la yerba vieja, sepultada en escarcha,
y el río, azul y silencioso
como un brazo de acero entre la nieve.
Cruzan los pueblos de sonido humilde:
Pardavé, Pedrún, Matueca… Cuando bajo del tren,
siento frío.
He dejado mi casa. Ahora estoy
solo.
¿Qué hago aquí?, ¿quién me espera en
este lugar excavado en el silencio?
No lo sé; con el tren se aleja
algo que es cierto aunque no puede ser pensado;
es algo mío y no me pertenece.
Está dentro y fuera de mi corazón.
aún es de noche.
No hay aún luz en los vagones, sólo
oscuridad y aliento.
No nos vemos: sentimos
la compañía y el silencio.
En el andén estalla la campana.
Nos sobresalta la crueldad de un silbido.
Tiemblan las sombras.
Todo vuelve
a un antiguo sentido.
Nos dan la luz amarillenta y floja.
Salimos
de la oscuridad como del sueño:
torpemente vivos.
Éste es un tren de campesinos viejos
y de mineros jóvenes. Aquí
hay algo desconocido.
Si supiésemos qué, algunos de nosotros
sentiríamos vergüenza, y otros esperanza.
Se está haciendo de día. Ya
veo los montes dentro de la sombra,
los robles, del mismo color del monte,
la yerba vieja, sepultada en escarcha,
y el río, azul y silencioso
como un brazo de acero entre la nieve.
Cruzan los pueblos de sonido humilde:
Pardavé, Pedrún, Matueca… Cuando bajo del tren,
siento frío.
He dejado mi casa. Ahora estoy
solo.
¿Qué hago aquí?, ¿quién me espera en
este lugar excavado en el silencio?
No lo sé; con el tren se aleja
algo que es cierto aunque no puede ser pensado;
es algo mío y no me pertenece.
Está dentro y fuera de mi corazón.
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8 comentarios:
En enero de 1979 cogí un tren a las 22 horas , el destino era Cáceres , el punto de salida una ciudad del mar Cantábrico. Llegue a la histórica ciudad a las 6 de la tarde , 20 horas de viaje. Un cuartel del siglo 19 era el destino, 15 meses de militar era la condena impuesta por ser español, eran malos tiempos, pero había esperanza y se respiraba cierto optimismo ya que era el principio de la democracia y había celebrado la muerte del tirano. El poema de Gamoneda me ha gustado , pero he leído el que habéis puesto de Robert Zimmerman en el blog de Agustin que me ha gustado mucho más. Como Bob Dylan no le darán el Nobel , por eso cuando comento sobre él le refiero como R.Z., un saludo
Los trenes, como los ríos, siempre son poéticos, siempre son metáfora de algo.
Busca, buscando, no sabía una calle y ahora sé cuatro.
El peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots.
(FROMM)
Hay que haber visto el poder muy de cerca para llegar a imaginarse la cantidad de acciones que la historia atribuye a propósitos malvados o maquiavélicos y que son sólo fruto de la incompetencia.
(CARLES CASAJUANA)
De piedra ha de ser la cama,
de piedra la cabecera.
La mujer que a mi me quiera
ha de quererme de veras.
Subí a la sala del crimen
y le dije al presidente
que, si es delito quererte,
que me sentencien a muerte.
El día que a mi me maten,
que sea de cinco balazos
y muy cerquita de ti
para morirme en tus brazos.
Por caja quiero un sarape,
por cruz mis dobles cananas,
y escriban sobre mi tumba
mi último adiós con mis balas.
Ay, corazón, ¿por qué no amas?
El entusiasmo es una ordinariez.
(PESSOA / BERNARDO SOARES)
Quien primero nace, primero pace.
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