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domingo, 29 de julio de 2012

Los enseres de ayer con su fatiga (por Carmen Rubio)


Van cayendo las hojas del jardín;
también el calendario se deshoja.
Sólo quedan en pie
sus muros; los retratos
con los rostros de entonces,
los enseres de ayer con su fatiga,
igual que vidas rotas o libros amarillos.

El tiempo es un ritual en el que muestra
fingida lejanía.
Simula que ese tren que nos recoja,
llegará con retraso a los andenes
muy cansado, tal vez, por el viaje.

Entretanto, persiste en su silencio.
Sólo el rumor del aire que se cuela
por la estrecha rendija del postigo cerrado,
y el canto de los pájaros tardíos,
nos cuentan que en la tarde se engalana
con prendas verdiazules por el borde del mar.

Fuera se va tendiendo,
como ropa a secar, la luz por los tejados.
¡Si pudiera en la noche,
algún astro bajar a cerrarle los ojos!
Quizás, dentro del sueño
pudiera recorrer aquel camino
que traza la inocencia,
donde la luz cambiaba con nosotros
su juventud, su todo por llegar.

Sólo le queda hoy un campo sin cosecha.
La juventud perdida llama y llama
con fuerza en sus oídos.
En su rincón más hondo,
paciente, va apilando el tiempo y su ceniza.

5 comentarios:

Tragikomedia dijo...

Y nostalgia de las coas que allí vivieron, de las cosas que ayer no vimos (siempre se está miope para el hoy; siempre se está estrábico para el ahora), de las cosas que estaban pero entonces no las advertimos, de las cosas que solamente vemos hoy a la luz del recuerdo.

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

DURANTE UNOS DÍAS DEJAMOS ZUMITOS PREPARADOS, PARA QUE NO FALTE LA RACIÓN DIARIA.

LOS COMENTARIOS QUE DEJÉIS PUEDEN TARDAR UNOS DÍAS EN PUBLICARSE.

(Cosas del veranillo...)

hAiKu dijo...


Ese balcón
repleto de geranios
¿será el Edén?

(CUQUI COVALEDA)

cajón desastre dijo...


A aquél que vive con miedo
no hace falta que le expliquen
en qué consiste el infierno.

(AGUSTÍN PORRAS)

Lloviendo amares dijo...

Pero si al terminar un libro liso
que ni atemorizó ni fue feliz con jactancia
siento que por su influjo
se justifican los otros libros, mi vida
y la propia existencia de las cosas,
con gratitud lo ensalzo, y con amor lo atesoro
como quien guarda un beso en la memoria.

(BORGES)