miércoles, 4 de julio de 2012
Mientras podamos (por Andrew Marvell)
Si tuviéramos suficiente mundo y tiempo,
tu timidez, señora, no sería un delito.
Nos sentaríamos y pensaríamos cómo
caminar y pasar nuestro largo día de amor;
tú en las riberas índicas del Ganges
encontrarías rubíes; yo me lamentaría
en las mareas del Humber. Te amaría
desde diez años antes del diluvio;
y tú me rechazarías, si quisieras,
hasta la conversión de los judíos.
Mi amor vegetal crecería
más vasto que los imperios y más despacio.
Y cien años daría por alabar
tus ojos y contemplar tu frente;
doscientos por adorar cada pecho,
y treinta mil por el resto;
un siglo al menos para cada parte,
y la última mostraría tu corazón.
Porque, señora, tú mereces este trato,
y yo no te amaría por menos.
Pero a mi espalda siempre escucho
la carroza alada del tiempo que se acerca,
y allí, debajo de nosotros se extienden
desiertos de vasta eternidad.
Tu belleza ya nadie encontrará,
ni resonará en el mármol de tu bóveda
el eco de mi canto; los gusanos tomarán
tu largamente preservada virginidad,
y tu arcaico honor se hará polvo
y cenizas mi lujuria.
La tumba es un lugar íntimo y bello,
pero creo que allí nadie se abraza.
Por eso, ahora, mientras un juvenil matiz
se posa en tu piel como el matinal rocío,
y mientras tu alma deseante transpira
por cada poro urgentes llamas,
vámonos a gozar mientras podamos;
y ahora, como amorosas aves de rapiña,
es mejor que nuestro tiempo devoremos,
en vez de languidecer entre sus fauces.
Combinemos toda nuestra fuerza y toda
nuestra dulzura en una esfera
y desgarremos nuestro placer en lucha áspera
a través del portal de hierro de la vida.
Así, aunque no podamos hacer que el sol
se detenga, al menos lo haremos correr.
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15 comentarios:
Lo que se han de comer los gusanos, que lo disfruten los seres humanos.
Eso: ¡Abajo la estrechez!
Cuánto tiempo perdido en las antesalas de los ayuntamientos; cuántas rogativas inútiles (menos la última) a la Virgen de las Angosturas; cenas frías que se fueron al cubo de la basura; alquileres de tabuco malgastados por ilusos; profilácticos que terminan en dediles de cajero de banca de tercera o de vendedor de estampillas de correos (ya sabéis, aquellos de la esponjita)...
Y mientras, el tiempo acogotando con su péndulo.
Nunca perdonaré a los Roucos y Cañizares de mi ardiente juventud los planes que perdí, los perros que pateé, las farolas que rompí...
Ahora, el tiempo importa menos para la recolecta, pues abundante es la mies y dios suele proveer con munificencia. Pero -qué cosa- parece que se me han aplacado las urgencias y no me tumbo con cualquiera. Antes sí.
Lo urgente no deja sitio para lo importante.
Todo tiempo pasado fue anterior.
El agua se suelta el pelo en las cascadas.
Abril llovedero llena el granero.
La sabiduría pregunta y la ignorancia responde.
(sofisma de VICENTE NÚÑEZ)
Amanecer:
el mundo al menos puede
mudar su error.
(de nieblaeterna.blogspot.com)
Tu madre tuvo la culpa
por dejar la puerta abierta,
y yo por meterme dentro,
y tú por estarte quieta.
Nunca agradeceremos bastante a las modas que nos permitan presumir de que no las seguimos.
(GARCÍA-MÁIQUEZ)
Cada texto que ingresa al universo de la poesía instaura a la vez una repetición y una diferencia. Todo poema confirma así el ser de la poesía al mismo tiempo que lo niega, transformándolo. Aun si es mínima, esa transformación supone siempre un replanteamiento de la poesía, un nuevo trazo de sus límites, una nueva afirmación. la vitalidad de lo poético depende de esa oscilación constante que nos conduce de la regla a la excepción y viceversa. Una poesía siempre reverente o repetitiva de la tradición es una poesía muerta, de la misma forma que lo es una poesía que sólo aspira a la diferencia o innovación absoluta.
(LORENA VENTURA)
Un gran sacrificio resulta fácil. Los que resultan difíciles son los continuos pequeños sacrificios.
(GOETHE)
Cuando no vayas ya a ninguna parte estarás eligiendo el camino equivocado.
(AITOR FRANCOS)
No se tiene derecho a escribir más que cuando no se soporta no hacerlo.
(RILKE)
Jodeleñe y qué grande es Vicente Núñez!
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