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viernes, 14 de abril de 2017

Pero no el corazón (por Simon Armitage)



He hecho testamento; me dejo a la Salud

Nacional. Estoy seguro de que pueden usar

las gelatinas y los tubos y jarabes y colas,

la red de nervios y venas, la hogaza de sesos,

un surtido de empastes y suturas y lesiones,

sangre – un galón exactamente de sopa de arándano –

el chasis o la jaula o la catedral de hueso;

pero no el corazón, pueden dejarlo solo.


Pueden tener el lote, todo el surtido:

los bucles y las bobinas y las ruedas dentadas y las

suspensiones y las bielas, los hilos y cuerdas y filamentos,

la cara, el estuche, los dientes y las manos,


pero no el péndulo, el corazón;

que lo dejen donde se pare o se cuelgue.

6 comentarios:

Pablo M dijo...

Ya son uno solo mi corazón y el mar.

casa de citas dijo...

La vida nos sujeta porque precisamente no es como la esperábamos.

(GIL DE BIEDMA)

ORáKULO dijo...

Ni siquiera los muertos saben cómo es estar muerto.

tERESA pANZA dijo...

Vino que has abierto, hoy mismo hay que beberlo.

TóTUM REVOLÙTUM dijo...

El amor es ciego pero el matrimonio le devuelve la vista.

Cide Hamete Benengeli dijo...


El cura que hay en mi pueblo
es un poco escrupuloso,
pues no quiere confesar
a las del pelo canoso.