Quebrar el hipnotismo de las cosas,
su presencia de extraña fijeza,
su pasado inferviente,
su espacio de impertérritas maniobras.
Quebrar el hipnotismo
que nos lleva a seguirlas,
a pactar con la vena y con la escoba,
a estirar el pasado,
a revolver el sitio de los muertos.
Quebrar el ciclo histérico
de sentirnos siempre enfrente de algo,
de manejar el humo como un cetro,
de apiadarnos de todos y de nadie.
El corazón se estrena a cada paso
y no tiene fijeza en la mirada.
El único hipnotismo tolerable
se apagó con las lámparas del templo.
Hay que desenfrentarse de la vida
y mirar hacia un ojo que no nos hipnotice.
5 comentarios:
Comprender no es perdonar, pero se acerca mucho.
Un coche fúnebre.
Tan sólo por ahora
no voy yo dentro.
(RAFAEL BALDAYA)
El hombre frugal es su propia medicina.
Quien roba un grano, robará un saco.
El sentido del humor es el que nos permite sobrellevar los otros cinco.
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