Tristeza de la tarde de domingo y la lluvia.
Tristeza, sobre todo,
de estar aquí escribiendo estas palabras
y haciendo ya imposibles tantas cosas
que ayer se me ofrecían;
de estar aquí y no estar en La Alcazaba
bajo el látigo gris de la ventisca
ni estar entre las olas de Carchuna
ni viendo con mis hijos desde la oscuridad
los desiertos ecuestres de Arizona;
de estar aquí, pensando a cuántas cosas
dice no cada sí que pronunciamos,
cuántos caminos quedan perdidos para siempre
en cada encrucijada; preguntándome
qué miguel d’ors fue el que impidió aquel otro
miguel d’ors aterido y feliz en la noche
despiadada del Eiger, y aquel que, entre humo y copas,
cantaba, o cantaría, y ya no cantará
en Helsinki rancheras mejicanas
enhiestas como gallos de pelea, y el otro
que explicaba unos versos de Soledades bajo
la nieve de Wyoming,
y tantos otros ex-futuros miguel d’ors,
ninguno de los cuales desearía
encontrarse en Granada un domingo de lluvia
y de octubre escribiendo estas palabras.
6 comentarios:
El domingo debería ser abolido. Directamente del sábado al lunes.
Algunos dicen que el fútbol se inventó para ahuyentar la melancolía del domingo por la tarde.
Yo no quiero DOMINGOS POR LA TARDE.
Yo no quiero columpio en el jardín.
Lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
No le deis ideas al Gobierno, que nos deja sin domingos como hizo con otros festivos (ya se cargaron el Corpus y San José). Ideas es lo que necesita Montoro...
Pero en Wyoming
domingos por la tarde
también tendrías.
Huyas donde huyas, el Domingo Por La Tarde te perseguirá.
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