son esos extraños minutos que he ganado,
aturdido con la duda del amor y el dolor,
cuando puedo ver tu delicado rostro
un momento antes del adiós?
¿Qué parte de la marea anhelante del mundo
que parpadea, cuando el nuevo día desnudo y blanco
borra el deleite de mi ensueño,
y no hay nada a mi lado
y todo lo recordado se ha ido?
¿Qué gota en el torrente gris de lágrimas,
aquella vez, cuando el largo día de trabajo,
ya agotado, no deja nada más que hacer,
nada que justifique el esfuerzo de cargar
con la añoranza del último adiós?
¿Qué pena desde lo alto de los cielos,
qué atención desde la eternidad,
qué palabra del mundo veloz hay para mí?
¡Habla, presta atención y piedad, oh, tierno amor,
que conociste los días antes del adiós!
5 comentarios:
Quizá haya un recuerdo (¿cuál?) que antes de expirar justifique por sí mismo la existencia.
Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando esté sola , de las plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.
(LORCA)
La realidad y la ficción son primas hermanas.
Morir es despiadado. Siempre he pensado que la recompensa final de los muertos es no tener que volver a morir.
(NIETZSCHE)
«Este tranquilo polvo fue señores y señoras»
(EMILY DICKINSON)
Publicar un comentario