¿En qué se afanaban los vencejos?
Qué rápido se desvanecían en el aire
bosquejos de las alas sutiles.
Con qué claridad en el aire deslumbraban
y ahora, observa, vuelve a descifrarlo.
Tan efímero fue todo
como si nunca hubiera sucedido.
Y así nosotros para alguien
tejíamos encaje en el vuelo.
Pero la faena delicada de las alas
no permanece mucho en el aire.
¿Para qué la pose profética
sobre la hoja manchada?
Sólo somos golondrinas sin provecho
en el aire vacío de nadie.
3 comentarios:
Volar puede valer la pena. Volar por volar. (Volé tan alto, tan alto, que le di a la caza alcance.)
No importa dónde estás, sino quiénes te rodean.
El gato gruñón no caza ratón.
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