domingo, 26 de febrero de 2012
Salgamos de una vez (por Carlos Marzal)
Vamos a volar pájaros,
salgamos de una vez.
Hay demasiado adentro en este día,
y adentro es fealdad,
adentro es húmedo.
Vayámonos a azules, a intemperies,
cúmulos de algodón,
las musarañas
de estarnos en las nubes,
por sus cerros.
Doctoremos la vista en lo que corre.
Marchémonos a nidos,
nos espera
nuestra felicidad, arborescente.
Basta con arrullarla entre las manos,
y sentirla latir
–es una alondra–,
para que exulte, viva,
y que exultemos.
Vayámonos a piedras,
a ese lago que aguarda pensativo,
y quebremos sin más
sus turbias aguas lúgubres.
Delincamos,
contra toda esa luz que nos delata,
ahora que nos queremos sigilosos.
Descamisemos
a nuestro más vestido;
descorbatémoslo de tanto nudo
como lo tiene ahogado, con el aire
que todo lo enrarece, en la garganta.
Que aprenda a respirar en lo que fluye.
Cierra ese libro abstracto,
y sal a comprender lo que has leído.
Pongámonos a carne pasajera,
vámonos a mirones.
¿Quién sabe qué sentido es el del verde
con que nos quiere verdes el deseo?
A ver qué levantamos,
con un poco de suerte, hasta la boca,
con un poco de arrojo, hasta la muerte.
¿Estamos a gozar,
o estamos secos
de toda sequedad, sin una gota?
¿Estamos a vivir
o es que no estamos?
salgamos de una vez.
Hay demasiado adentro en este día,
y adentro es fealdad,
adentro es húmedo.
Vayámonos a azules, a intemperies,
cúmulos de algodón,
las musarañas
de estarnos en las nubes,
por sus cerros.
Doctoremos la vista en lo que corre.
Marchémonos a nidos,
nos espera
nuestra felicidad, arborescente.
Basta con arrullarla entre las manos,
y sentirla latir
–es una alondra–,
para que exulte, viva,
y que exultemos.
Vayámonos a piedras,
a ese lago que aguarda pensativo,
y quebremos sin más
sus turbias aguas lúgubres.
Delincamos,
contra toda esa luz que nos delata,
ahora que nos queremos sigilosos.
Descamisemos
a nuestro más vestido;
descorbatémoslo de tanto nudo
como lo tiene ahogado, con el aire
que todo lo enrarece, en la garganta.
Que aprenda a respirar en lo que fluye.
Cierra ese libro abstracto,
y sal a comprender lo que has leído.
Pongámonos a carne pasajera,
vámonos a mirones.
¿Quién sabe qué sentido es el del verde
con que nos quiere verdes el deseo?
A ver qué levantamos,
con un poco de suerte, hasta la boca,
con un poco de arrojo, hasta la muerte.
¿Estamos a gozar,
o estamos secos
de toda sequedad, sin una gota?
¿Estamos a vivir
o es que no estamos?
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10 comentarios:
El pájaro no canta porque es féliz
es féliz porque canta
Chao, Eugenio
Me evoca una canción de Nino Bravo
Piensa que la alambrada solo es
un muro de metal
Algo que nunca puede detener
sus ansias de volar
Libre como el sol cuando amanece yo soy libre
como el mar
Libre como el ave que escapó de su prisión
y puede al fin volar
Saludos
Bueno, ya era hora de que publicarais algún poema vitalista, que siempre estáis con los melancólicos Pessoa, Proust y otros members del Club de la Lágrima Triste, lo cual no está mal, pero no todo en la vida es sufrimiento, vamos digo yo. Y por cierto, a ver cuando ponéis algo de Guillén (me refiero a Jorge, que de Nicolás sí habéis puesto algunos poemas), ¿o es que las frutas alegres no merecen los honores de salir estrujadaditas en vuestro Zumo?
SI- SI- SI. POEMAS ALEGRES Y JOVIALES, YA.
Coñes
Anónimo: En verdad deleitóme tu contundente modo de concluir el comentario, ese "coñes" -derivación del castizo y celiano "coño"-.
Hablando de poemas festivos (y de coños), ¿qué tal este epigrama?
Envidia la Gran Bretaña
de la ene hispana su moño:
Eñe de leña, de caña,
de carantoña y de coño.
El amor es ciego, pero también ve cosas que otros no ven, y por eso ama.
(ORTEGA)
Acoge lo provechoso y desecha lo dañoso.
Si bebes demasiado,
doble verás,
y en lugar de una suegra
tendrás un par.
Trénzame el pelo.
Que sienta los tirones
de tu cariño.
(SUSANA BENET)
El yo es siempre una instancia inauténtica. Opera a fin de ocultar una perturbadora desunión.
(LACAN)
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