La fuerza que por el verde tallo impulsa la flor
impulsa mi verde edad; la que hace estallar las raíces de los árboles
es mi destructora.
Y yo estoy mudo para decirle a la encorvada rosa
que mi juventud está doblegada por la misma fiebre invernal.
La fuerza que empuja el agua a través de las rocas
impulsa mi roja sangre; la que exprime las bocas de los arroyos
convierte la mía en cera.
Y yo estoy mudo para decirles a mis venas
que en el manantial de la montaña mama la misma boca.
La mano que agita el agua del charco
revuelve las arenas movedizas; la que ata las ráfagas del viento
tira de la vela de mi mortaja.
Y yo estoy mudo para decirle al ahorcado
que la cal del verdugo está hecha con mi barro.
Los labios del tiempo chupan de lo más alto del manantial;
el amor gotea y se acumula, pero sólo la sangre caída
podrá aliviar sus heridas.
Y yo estoy mudo para decirle al viento cósmico
que el tiempo ha marcado un cielo alrededor de las estrellas.
Y yo estoy mudo para decirle a la tumba de la amada
que en mi sábana anda encorvado el mismo gusano.
3 comentarios:
La fuerza que conocemos y nos impulsa, pero cuyo sentido y dirección ignoramos.
Quien siembra con esfuerzo cosechará con alegría.
Mandan más las hormonas que las neuronas.
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