Desperté demasiado temprano
y comencé a pensar en lo eterno,
pero no en la gran eternidad de los rezos
sino en las pequeñas eternidades olvidadas.
La parte que no fluye del río,
aquello de la ciudad que siempre calla,
el lugar que no duerme en tu cuerpo dormido,
aquello que no despierta en mi cuerpo despierto.
Sentí entonces que las pequeñas eternidades
son preferibles a la gran eternidad.
Y no pude volver a dormirme.
5 comentarios:
Nada se ve igual desde dentro que desde fuera.
(proverbio malgache)
No hay talento más valioso que el de no usar dos palabras cuando basta una.
(JEFFERSON)
Las bellotas nacen con huevera.
Grandes saberes engendran grandes dudas.
(ARISTÓTELES)
Te prometo estar sujeto
al amor y a su servicio.
Y esto que yo te prometo,
guardarlo será mi oficio.
Publicar un comentario