y atraviesan confiados las cuencas de mis ojos.
Se han disuelto mis manos en la sal y mis piernas
crecen entre raíces en las rocas y el fango.
Recuerdo vagamente mi vida y sueño a veces
que hay plantas abisales coronando mi cráneo.
Por la noche mis huesos están tristes y echan
de menos el sonido de un corazón latiendo
y el pulso de la carne
que sirvió de alimento a la fauna marina.
Es la vuelta al origen. Me resigno y me digo
que ya andarán mis ojos entre perlas y estrellas,
como siempre quisieron cuando sólo eran ojos,
ni claros ni serenos, de un hombre en un naufragio.
4 comentarios:
El mar y la tierra están llenos de restos de cadáveres. Ahora ya descompuestos, transformados. Mucha de la materia rocosa que pisamos, del agua que bebemos y del aire que respiramos -sus moléculas y átomos- fueron materia viva. Esto no es nada raro.
Nadie promete tanto como quien sabe que no va a cumplir nada.
Qué gusto sería tenerte
siempre a la verita mía
hasta que llegue la muerte.
Quien persigue dos liebres no caza ninguna.
(proverbio escocés)
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