domingo, 20 de mayo de 2012
No me esperes a las doce en el juzgado (por Joaquín Sabina)
Yo no quiero un amor civilizado con recibos y escena del sofá.
Yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercado con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros.
Yo no quiero sembrar ni compartir.
Yo no quiero catorces de febrero ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas.
Yo no quiero que elijas mi champú.
Yo no quiero mudarme de planeta, cortarme la coleta, brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde.
Yo no quiero columpio en el jardin.
Lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana.
No me pidas llegar a fin de mes.
Yo no quiero comerme una manzana dos veces por semana sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero.
Yo no quiero besar tu cicatriz.
Yo no quiero París con aguacero ni Venecia sin ti.
No me esperes a las doce en el juzgado.
No me digas “volvamos a empezar”.
Yo no quiero ni libre ni ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste.
Yo no quiero contigo ni sin ti.
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercado con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros.
Yo no quiero sembrar ni compartir.
Yo no quiero catorces de febrero ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas.
Yo no quiero que elijas mi champú.
Yo no quiero mudarme de planeta, cortarme la coleta, brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde.
Yo no quiero columpio en el jardin.
Lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana.
No me pidas llegar a fin de mes.
Yo no quiero comerme una manzana dos veces por semana sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero.
Yo no quiero besar tu cicatriz.
Yo no quiero París con aguacero ni Venecia sin ti.
No me esperes a las doce en el juzgado.
No me digas “volvamos a empezar”.
Yo no quiero ni libre ni ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste.
Yo no quiero contigo ni sin ti.
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Ahí donde lo veis, el Conde Crápula es también un poeta cojonudo.
Muy bueno, trabaja los temas mucho. Se le nota la vena taurina en " cortarme la coleta ", es una pena que se vaya perdiendo el vocabulario taurino.
chao
Del último CD de Sabina, al alimón con Serrat (La orquesta del Titánic):
Mujer de sombras y melancolía,
volvamos al Edén que nunca ha sido,
a celebrar con las copas vacías
el gusto de no habernos conocido.
Sabina sería un buen poeta de no ser por sus espantosos ripios. Algunas de sus rimas forzadas hacen daño al oído, como la de
las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
Tiene razón Perico, por eso yo me refiero a tema. Una vez que tiene el poema les transforma para que la canción quede bonita buscando rimas , en algunos temas busca en exceso la comercialidad.
Chao
Más ripios sabinianos (aunque la verdad es que estos tienen gracia):
Los que me dice: Eh, Sabina
ten cuidado con la nicotina,
ten cuidado con el Paternina,
y (¡ tachín !) ten cuidado con... LA JOSEFINA.
Creo que lo de la tendencia al ripio le viene a Sabina de familia. En la novela "El Jinete Polaco" del ubetense Antonio Muñoz Molina (subrayo lo de ubetense porque es paisano de Sabina) sale como personaje el padre de Sabina, que era comisario de policía en Úbeda (bueno, en la novela la ciudad se llama Mágina). Pues a lo que voy, por lo visto el padre de Sabina se pasaba el día buscando rimas y contando sílabas con los dedos. Así que (como refranearía nuestra Teresa Panza) de tal palo tal astilla, y de casta le viene al galgo.
Todo estado confEsional es un estado confUsional.
Publicar un comentario