El placer de los pinares:
Se deambula por ellos a gusto (entre los grandes fustes
cuya apariencia va del bronce al caucho). Están muy despejados
de todas las ramas bajas. No hay en absoluto anarquía,
ni maraña de bejucos, ni obstáculos. Uno se sienta allí,
se tiende a gusto. Hay una alfombra por todas partes. Raras
rocas los amueblan, algunas flores muy bajas. Su atmósfera
tiene fama de sana, hay un aroma discreto y delicado, una
musicalidad vibrante pero suave y agradable.
Los grandes mástiles violetas, aún con su ganga de líquenes
y sus cortezas rugosas, hojaldradas.
Sus ramas se pelan y sus troncos se descortezan.
Los grandes fustes, todos de una especie perfectamente definida.
Los grandes mástiles negros o por lo menos mestizos.
5 comentarios:
Tras leerlo uno siente que ha paseado por la pineda.
Grandes saberes engendran grandes dudas.
(ARISTÓTELES)
Viene bailando.
Con su bata de cola
va deslumbrando.
Quien tenga buen asiento, no haga movimiento.
Si hay concurso de ganao,
mejor no vayas a verlo,
que pué ser que se equivoquen
y te den el primer premio.
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