en medio de una calle,
de una palabra
o de un beso,
con los ojos inmóviles
como dos largos vasos de agua solitaria,
con la vida inmóvil
y las manos quietas entre un gesto y el que hubiera seguido,
como si no estuvieran ya en ninguna parte.
Nuestros recuerdos son entonces de otro,
a quien apenas recordamos.
Es como si prestásemos la vida por un rato,
sin la seguridad de que nos va a ser devuelta
y sin que nadie nos la haya pedido,
pero sabiendo que es usada
para algo que nos concierne más que todo.
¿No será también la muerte un préstamo,
en medio de una calle,
de una palabra
o de un beso?
5 comentarios:
Vivimos y morimos de prestado.
Irá el olvido
carcomiéndolo todo.
Mejor así.
(RAFAEL BALDAYA)
Hasta los huesos sólo calan los besos que no has dado.
(SABINA)
...los labios del pecado.
No existe ningún medio de demostrar que es preferible ser que no ser.
(CIORAN)
Publicar un comentario