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lunes, 14 de mayo de 2012

Jamás en el mismo día (por Ángel González)

Cuando es invierno en el mar del Norte,
es verano en Valparaíso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el
puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo
en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran por la superficie del Pacífico Sur
bellas bañistas.

Eso sucede en el mismo tiempo,
pero jamás en el mismo día.

Porque cuando es de día en el mar del Norte
—brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz—
es de noche en Valparaíso
-rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas-.

Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento
y mi voz te buscaba -detrás,
muy cerca, iba mi boca-.
Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
primaveras, veranos, soles, lunas.

Pero jamás en el mismo día.

9 comentarios:

CC dijo...

Se supone que el tiempo existe, como suponemos que existe el espacio y en general las demás cosas (las otras personas, los objetos...): la realidad exterior, la realidad objetiva, la realidad a secas, la realidad. Intuimos que tal cosa existe, deducimos y conjeturamos que hay una realidad ahí fuera, pero lo único claro es que cada uno percibe su particular, subjetiva e interior realidad.

Columbus dijo...

Se necesitan los contrastes, a este poeta se le puede leer rápido, incluso me parece que tiene una cierta musicalidad, muy bien.
Saludos

Cide Hamete Benengeli dijo...


Dios quiera, serrana,
que algún día te veas
por otro cariño llevando esta cruz
y en pago te vendan por treinta monedas
igual que a ese payo te has vendido tú.

hAiKu dijo...



Tantos microbios
(más de tres sobre un burro)
y no los veo.

(CUQUI COVALEDA)

ORáKULO dijo...

Ni el mayor manjar puede deleitarnos si estamos saciados de comer.

Aldonza Lorenzo dijo...


Si piensas que a dentelladas cazarás un jabalí, entonces será él el que te cace a ti.

Dimes Y Diretes dijo...


Siempre es la nube
que nos tapa el sol
la que pasa más lenta.

(ALEJANDRO DUQUE)

Lloviendo amares dijo...

Uno tiene el sentido de lo que debería y de lo que podría ser. Volver la espalda a este presentimiento significa extravío, error, enfermedad.


(JUNG)

Fuego de palabras dijo...

Y ahora que ya los hemos admirado,
pregunto: ¿quién compraba las patatas
que sostenían el saber de Mommsen?,
¿quién se las cocinaba, y le ponía
mantel, platos, cubiertos, copas y servilletas,
sin olvidar el pan en su cestita?,
¿quién le hacía la cama a Rilke, quién
planchaba sus camisas?,
¿quién, cuando él ya llevaba media tarde
ganando un poco más de admiración futura,
aún seguía fregando los cacharros?

(MIGUEL D' ORS)