Mantener el equilibrio
entre lo uno y lo múltiple sin
perder en la operación ni lo uno ni lo múltiple:
guárdate de la consistencia excesiva, la imposición
arbitraria
y descendente del uno abstracto
en las realidades de lo mucho:
de ese modo la unidad
no deriva del equilibrio de lo múltiple
sino de la destrucción de lo diverso:
es una unidad
inaccesible al cambio,
cercenada de las posibilidades reordenadoras de
la variedad:
cuando intenté resumir
los acontecimientos que esta tarde
hubo en un momento en la orilla del riachuelo,
la corriente ganando ímpetu aparente,
vencejos
revoloteantes
lanzándose a ensartar los bajos,
una banda
de mojarras
titubeando entre aguas hondas y someras,
el siseo con que la arena
formaba imágenes nuevas,
a ese compás y esa simetría,
la hierba componiendo
semicírculos de viento
en arena,
el escarabajo muerto en una huella,
titilando
bajo ráfagas de viento,
los tábanos
en su canción y su vértigo,
cuando procuré pensar cuántos
millones de retazos de eventos
han alterado el curso del riachuelo marino,
cuando me propuse hacer solo
una relación
de las olas del movedizo riachuelo azul,
quedé librado a un poder superior a mis fáciles fracasos,
librado a pensar
cómo puede tanta libertad
conservar ese ancho aspecto de calma
y equilibrio casi consignable:
una unidad que no aventa diferencias,
una unidad no insustancial y flaca como la abstracción,
no anodina como la teoría:
pienso en California, sus ciudades y praderas,
desiertos y campos de petróleo,
autopistas, bosques, riscos blancos,
valles, costas,
cabos rocosos;
y en los despintados
faros de Maine
en extremos de península,
las trampas y las ollas de langostas,
los lagos de agua dulce; en Chicago
colgado como una bolsa de huevos del borde
del lago Michigan, con
su Museo de Arte, su Prudential Building, su hotel
Knickerbocker (donde paraba Cummings);
en Carolina del Norte, los
estrechos de Pamlico y Albermarle, los bancos de arena,
las golondrinas en los cables de teléfono;
en el condado de Columbus
donde hierven
cacahuetes frescos
en ollas de acero, para que la sal
se filtre por las cáscaras hervidas (una exquisitez
tan grande
como los espárragos de Jersey o
las alcachofas): y sin parar atravesando pueblos,
por caminos de polvo, zanjones, barrancos de grava, y
más, hasta las casas, los ciudadanos y sus historias,
invenciones, anhelos:
pienso cómo enriquecen las diferencias, por inasimilables
que sean en total al arte: el pequeño
comerciante de
Kansas City declara un dividendo extra
y la hija
que es maestra en Duquesne
compra un Volkswagen, segundo coche para la familia:
de lo múltiple, uno:
de lo vario, una unidad preponderante, expresión de
la diversidad:
ningún libro de leyes, a falta de la inalcanzable realidad,
puede anticipar todos los acontecimientos,
controlar todos los acontecimientos: solo el libro de leyes
fundado contra sí mismo,
fundado en la libertad de que cada acontecimiento ocurra en sí,
perdura en el inevitable equilibrio que adoptarán los acontecimientos.
4 comentarios:
TRICLINIO
Gayo, amigo, tu triclinio alzado maltrata mis caderas.
Echo de menos la esclava nubia que tenías desde marzo, y ahora solo veo a un tracio fornido que ceba pebeteros y que me voltea con tirones de auriga de la túnica de lino, si me quejo de que me estoy entumeciendo. Harías bien, amigo, si compraras una esclava madura de Bitinia, de manos avezadas a tratar a un comensal que come poco.
Noto sombras en el patio peristilo que da al sur; sombras que no había la semana pasada a estas horas. Y esa fastidiosa melopea de tus viejos amigos ebrios...
El can de la puerta me ladra siempre, pese a lo asiduo que voy siendo. Veía hace dos meses una onza enjaulada que mercaba un africano en Ostia. Haría mejor cerbero que esa bestia que guarda ahora tu casa.
He notado cómo en el caldario se desmigajan los rollos de Suetonio. Por contra, parecen intactos los procaces pergaminos de Metelo. Mucho se ha perdido desde que vine la primera vez... Ya nada queda de Livio, acaso algo de Marcial.
Harías bien en podar la parra y en mandar que apilen la leña de forma más estable.
El columbario rezuma cagarrutas y me martillea en las sienes el batir del hierro de tu herrero.
Me hago viejo, Gayo. Pero tu domus se está desmoronando.
La mitad de una gota de agua sigue siendo una gota de agua.
A diferencia de la ficción, a la realidad le da igual ser o no verosímil.
Amor que no te respeta, mándalo a hacer puñetas.
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