y alrededor es la calina cerrada la puerta y la casa encantada
por las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fría
y la nieve del paño y arde una bujía de cera
tal como en la niñez, mariposas zumban
la calma, que no oye mi palabra, retumba
entonces algo de lo negro de rincones rembrandtianos se ovilla de pronto
y se esconde allí a mano, pero no me estremezco, ni me asusto siquiera...
la soledad me hizo prisionera en sus redes
el gato negro el alma me mira, como ojos centenarios
y en el espejo mi doble es tal vez mi contrario.
Voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche.
2 comentarios:
Escuchar con atención es una forma de dar.
Si no hace viento, no hace mal tiempo.
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