En Dusko’s aún están cantando, sentados bajo el viejo pino, en la profunda noche de estrellas fijas y fugaces.
Si te acercas a la ventana los oirás.
Es el final de una boda,
o quizá un muchacho se marche en barco por la mañana.
Hay un sitio para ti en la mesa, vino, y manzanas de la península, un lugar para tu voz en las canciones.
Ponte algo,
y si tuvieras que decirle a alguien que te marchas,
díselo, o que te acompañe, pero date prisa: han venido a buscarte — te están llamando —
no van a estar toda la vida esperándote.
Ni siquiera te están esperando ahora.
2 comentarios:
Caridad y amor no quieren tambor.
Quien todo lo quiere, todo lo pierde.
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