martes, 6 de septiembre de 2011
Como joya de carne (por Juan Ramón Jiménez)
Como joya de carne, como rosa de vida,
desnuda te sentabas encima de mis piernas.
Eras como una rosa abierta en un ciprés,
como una mariposa en una calavera.
Dios creaba de nuevo el paraíso
si tu risa de oro y plata bordaba mi tristeza.
Yo venía del mundo de los muertos, tan sólo
por tenerte en mis manos temblorosas y ciegas.
Después la brisa que eras tú se fue cantando…
Se apagó el sol. Ya nunca volvió el alba a la tierra.
Y en la sombra constante te perseguí, llorando
como un niño, de cima en cima, en las estrellas.
desnuda te sentabas encima de mis piernas.
Eras como una rosa abierta en un ciprés,
como una mariposa en una calavera.
Dios creaba de nuevo el paraíso
si tu risa de oro y plata bordaba mi tristeza.
Yo venía del mundo de los muertos, tan sólo
por tenerte en mis manos temblorosas y ciegas.
Después la brisa que eras tú se fue cantando…
Se apagó el sol. Ya nunca volvió el alba a la tierra.
Y en la sombra constante te perseguí, llorando
como un niño, de cima en cima, en las estrellas.
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10 comentarios:
Otra vez JRJ con su vena erótica, tan monógamo como parecía con su querida Zenobia... Este era de los que las matan a la chita callando.
Kika, siempre me pareció que este semita, macilento y ojeroso, ocultaba una vida sexual más que mediana.
Pero malicio que el poeta no tenía en mente a Zenobia cuando compuso el poema...
Sea como fuere, el poema es hermoso. Lo de la rosa abierta en el verde ciprés, inefable.
Será porque en aquellos tiempos las mujeres solían llevar ligueros verdes.
Será.
Pues a mi me parece muy bien que el poeta tuviera sus desahogos y escarceos. Diversion viene de diverso, oye.
JRJ habla en sus memorias de su relación con las mujeres, incluso de la decepción que le produjo a Rubén Darío oír de JRJ que él no iba con prostitutas, a diferencia del modernista guatemalteco que sí las frecuentaba.
Al nombrar los desgraciados
pueden empezar por mí.
Los ciegos me ven con pena,
los mudos hablan de mí.
A quien mucho miente, le huye la gente.
Mientras existan
tribus, patrias, Estados,
no habrá remedio.
(ANDRÉS HURTADO)
Complicar es más fácil que simplificar.
En esto me entretengo
cuando estoy triste:
En oler esa rosa
que tú me diste.
Y aunque está seca,
me recuerda que un día
estuvo fresca.
Vivos, radiantes:
festival de colores.
La frutería.
(CUQUI COVALEDA)
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