de plomo, que amortigua
ruido de calles, cláxones de hierro,
el desorden de alguna mala música.
Tomo un taxi hasta un centro impersonal.
Es una ciudad fea que me espera
con un desánimo de vieja hetaira.
Pero comienzo a rescatar lugares:
casas, aceras,
las luces de unas tiendas, aquel bar.
Poco a poco, el paseo me devuelve
una voz en la niebla y una música
con una letra escrita por la vida.
Las calles, cómo cambian a medida
que mi recuerdo va reconociéndolas.
No hay ciudades feas, ni hombre o mujer
tan miserables que no podamos ser
tú y yo en esta historia de amor.
6 comentarios:
No hay lugares proclives ni refractarios a la felicidad. Vayamos donde vayamos nos llevamos a nosotros (porque estemos donde estemos, estamos en nosotros y dentro de nosotros). Aún puedes salir de ti y entrar en otro tú distinto de ti. ...Pero mutar es más difícil que mudar.
Los verdaderos poetas dicen lo que ya sabíamos. Los verdaderos poetas nos plagian.
Dios nunca sabrá cuántos creyentes le debe a Bach.
(CIORAN)
Un día escribiré mis memorias, ¿quién que se irrespete no lo hace?
(CARRANZA)
La herejía del Estado consiste en reconocerse a uno mismo unido a gente del mismo pueblo y del mismo Estado, y separado del resto de la gente de otros pueblos y otros Estados. Las personas se torturan, se matan, se expolian unas a otras y a sí mismas debido a esta terrible herejía. El hombre se libera de ella únicamente cuando reconoce en sí mismo el principio espiritual de la vida, uno y el mismo en todos los seres humanos.
(TOLSTOI)
La persona que no se ha liberado de los vínculos con la sangre y el suelo aún no ha nacido plenamente como ser humano.
(ERICH FROMM)
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